Vizcaínas, una escuela colonial en era de la tecnología
Cuando hablamos del Colegio de las Vizcaínas, la mayoría de las personas piensan en un lugar para celebrar bodas, fiestas de generación o cualquier otro evento que implique muchos invitados. Sin embargo, este colegio oficialmente llamado Real Colegio de San Ignacio de Loyola ha sido la única escuela abierta y en funciones desde la época colonial en México.
Cuenta la historia que Francisco de Echeveste, Manuel de Aldaco y Ambrosio de Meave, señores vascos instalados en la Ciudad de México y cofrades de Nuestra Señora de Aránzazu, al caminar por las calles de la Nueva España vieron a un grupo de niñas hablando vulgarmente y jugando en un ‘muladar’. Ante esta escena decidieron que no eran ellas las culpables, sino la sociedad que había descuidado su educación y habrían de crear una institución educativa independiente y laica que asistiera a doncellas, huérfanas y viudas sin los recursos necesarios para asegurar su educación, honestidad y buenas costumbres.
El rango de edad de las estudiantes iba de los 4 a los 60 años. Esta disparidad en las edades, ayudó a abatir el sentimiento de orfandad, ya que las señoras mayores tenían una función de madre sustituta.
Además de continuar con su misión de ayudar a niñas y mujeres a través de la educación, durante la guerra de México y Estados Unidos, los invasores lo utilizaron de cuartel de guerra. En la época de las Leyes de Reforma, el Estado incauto todas las instituciones educativas que manejaba el clero, sin embargo, el gobierno no logró expropiar el plantel por ser de carácter privado.
Tras derrocar a Díaz durante la revolución, la escuela estuvo a punto de perder su autonomía al arribo del poder de Obregón y Elías Calles, que pretendían expropiar el Colegio.
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El Colegio mantiene abiertas sus puertas a la educación y a la asistencia social, buscando la creación de una cultura de cambio capaz de adaptarse a cada momento histórico. Aún ostenta su imponente estilo barroco y neoclásico en su fachada de tezontle y cantera, además de barandales de hierro vizcaíno en los balcones y el interior.
Nombres a través de la historia:
Durante el virreinato: Real Colegio de San Ignacio de Loyola.
Después de la Independencia Nacional: Colegio de San Ildefonso de Loyola.
Al término de la Reforma: Colegio de Paz Vizcaínas.
En la década de los noventa retomó su nombre a: Colegio de San Ignacio de Loyola.
El Colegio de Vizcaínas es considerado por las autoridades como un ‘símbolo y baluarte de la feminidad mexicana’.