Cables submarinos, la otra cara de Internet
¿Alguna vez se han preguntado cómo funciona el Internet? No hablemos de tu app favorita o página web. Pensemos ¿cómo luce realmente? Comúnmente imaginamos que al conectarnos a la red, nuestra señal se dirige hacia un satélite que envía la señal de regreso para conectarnos a donde queremos. Sin embargo, la tecnología satelital es utilizada principalmente para conectar localidades remotas que no cuentan con infraestructura que brinde este servicio.
Para comunicarnos por la red a lo largo y ancho del planeta, hacemos uso de unos cables submarinos que atraviesan océanos y bordean las costas continentales. Es decir, el Internet no sería posible sin cables que conectan continentes y naciones.
Cualquiera pensaría que estos cables son de dimensiones colosales, sin embargo, al quitarles toda la protección que se les agrega para poder sumergirlos, podemos observar que el cable de fibra óptica por el que viajan los datos es tan delgado o incluso más fino que uno de los múltiples cables de USB que usamos a diario.
Los lugares por donde se despliega están estudiados de antemano para evitar zonas de baño, arrecifes de coral, accidentes geográficos o zonas de pesca.
En México, la penetración del servicio de Internet se ha ido incrementando cada año: del 2012 al 2016, se registró un crecimiento de 70 por ciento de usuarios, es decir, 70 millones de mexicanos están conectados.
A través del programa Bibliotecas Digitales, la Fundación Carlos Slim y Telmex, ofrecen al público acceso gratuito a equipo de cómputo, conexión a Internet en Infinitum y actividades educativas a través de las cuales puedan acercarse a las Tecnologías de la Información y Comunicación.
La Fundación Carlos Slim, contribuye mediante el otorgamiento de diversos insumos, la formación de estudiantes, apoyándolos desde sus primeros años de vida hasta sus estudios de posgrado, comprometiéndose a la creación de una sociedad libre, saludable, justa y próspera.