Palacio de Bellas Artes, 83 años de referencia cultural

En México los palacios se edificaron como un síntoma de bonanza, prosperidad y modernismo. El Palacio de Bellas Artes, fue mandado a construir por el entonces presidente Porfirio Díaz, quien encargó la obra al arquitecto italiano Adamo Boari, también autor del Edificio de Correos.

El estilo arquitectónico que Boari eligió fue el Art Nouveau que estaba de moda a principios del siglo XX y que se caracteriza por la suavidad de las líneas curvas y por una exaltación de la mitología y los elementos de la naturaleza. Toda la parte exterior del Palacio está realizada en ese estilo y a ella corresponden las fachadas con sus esculturas elaboradas con mármol de Carrara.

Conoce más: La obra de Siqueiros un legado para México y el mundo

Sin embargo, con la Revolución Mexicana en curso, fue hasta 1934 cuando el arquitecto Federico Mariscal y su equipo lograron terminar el Palacio de Bellas Artes, que desde entonces ha sido considerado el centro máximo de la expresión del arte y la cultura en México.

En la inauguración se presentó la comedia “La verdad sospechosa” del dramaturgo novohispano, originario de Taxco, Guerrero, Juan Ruiz de Alarcón.

A lo largo de los años, algunos de los artistas más importantes del mundo se han presentado en el Palacio de Bellas Artes, como María Callas, Marcel Marceau, o Pina Baush, además de los directores de orquesta y cantantes de ópera más destacados.

En su interior se encuentran las obras de los grandes muralistas mexicanos como: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Jorge González Camarena, Roberto Montenegro y Manuel Rodríguez Lozano.

El padre de la Geografía Moderna Universal, Alejandro Von Humbolt, escribió a su hermano una carta a finales del siglo XVIII, con el siguiente pensamiento: “Si tuviera que escoger otra ciudad donde vivir que no fuera Alemania, me quedaría a vivir en la Ciudad de México, no sólo por sus hermosos palacios, ni porque sus pobladores se han portado muy cálidos conmigo y que la he pasado tan bien, sino porque tiene una intensa vida científica y cultural de la que no teníamos noticias.”