Inauguran la exposición: Los que llegaron, inmigrantes en México

La Plaza Manuel Gamio del Centro Histórico de la Ciudad de México, fue escenario de la recién inaugurada exposición: “Los que llegaron, inmigrantes en México”.

Las fotografías expuestas provienen de las instituciones nacionales que resguardan la memoria, así como de las familias que han atesorado acervos de su tránsito y de la inserción de sus antepasados en México.

La muestra es un recorrido a través de imágenes de aquellos que llegaron para quedarse, trata de poner en manifiesto que los rostros que vemos a diario por las calles son la expresión de varias civilizaciones que confluyeron en el amplio mapa nacional.

Esta exposición se realiza a la par de un ciclo de cine en la sede de la Autoridad del Centro Histórico, los días jueves a las 17:00 hrs y un ciclo de conferencias que se realizarán los días miércoles al medio día en el Centro de Estudios de Historia de México Carso.

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El evento tuvo la presencia de Jesús González Schmal, Autoridad del Centro Histórico; el doctor Carlos Martínez coordinador del Seminario Universitario de Culturas del Medio Oriente, de la Universidad Autónoma de México; el doctor Manuel Ramos, director del Centro de Estudios de Historia Carso, Fundación Carlos Slim; y Mónica Unikel, directora de la Sinagoga Histórica Justo Sierra.

Durante su intervención González Schmal, señaló que en la capital del país se encuentra la mayor densidad de inmigrantes extranjeros y, por lo tanto, se da también la recopilación y reunión de las culturas más diversas, que además se funden para revitalizarse entre sí.

“Hoy más que nunca debemos mostrarle al mundo que es posible el mestizaje, una raza universal, un país enriquecido por los foráneos y solidificado en sus propias tradiciones”, indicó.

El funcionario destacó que “somos un pueblo abierto, que no se cierra, y que tiene la posibilidad de asimilar culturas nuevas sin perder la propia y sin dejar de ser mexicanos en el sentido amplio del término, y territorial de nuestra patria, desde el extremo norte más remoto -que no lo es como muchos creen el Río Bravo sino 600 kilómetros más arriba-, hasta el sur”.