Hipertensión arterial, el asesino silencioso

[:es]La hipertensión arterial es una de las enfermedades de mayor impacto en la salud a nivel mundial, ocasionando la muerte de 9.4 millones de muertes en el mundo.

Una de las principales características de esta enfermedad es la falta de síntomas durante sus primeras etapas, logrando pasar inadvertida durante muchos años. Debido a este rasgo, popularmente se le conoce como “asesino silencioso.”

La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que en el mundo existen más de mil millones de personas con esta enfermedad que puede causar infartos de miocardio y accidentes cardiovasculares. En nuestro país se tiene registro que más de 30 millones de mexicanos padecen hipertensión arterial, es decir, 3 de cada 10 adultos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud.

La hipertensión está relacionada directamente con el sobrepeso u obesidad y la diabetes. Tan sólo en México la mitad de su población adulta presenta problemas de obesidad.

Existen distintos factores que contribuyen a que la hipertensión vaya en aumento:
• Envejecimiento de la población.
• Estilos de vida no saludables (sedentarismo, elevado consumo de grasas y sal, tabaquismo y consumo excesivo de alcohol).
• Sobrepeso y la obesidad.

En América Latina los países han adoptado el compromiso de conseguir que para 2019 al menos el 35% de las personas con hipertensión tengan la presión arterial bajo control.

Para la Directora de la Organización Panamericana de la Salud de la OMS, Carissa F. Etienn, “La hipertensión, que es el principal factor de riesgo para sufrir y morir como consecuencia de un evento cardiovascular de manera prematura, afecta a unos 250 millones de personas en las Américas…”

Un estudio publicado por el Instituto Mexicano de la Competitividad, indica que el sobrepeso y la obesidad y sus derivados, podrían costarle a la economía mexicana más de 12 mil 500 millones de dólares en el 2017.

Para prevenir y minimizar las consecuencias de padecer hipertensión, la OMS recomienda adoptar 5 medidas:
• Dieta saludable: promoviendo un modo de vida saludable y hacer hincapié en una nutrición adecuada de niños y jóvenes.
• Evitar el uso nocivo del alcohol.
• Actividad física
• Abandonar el consumo de tabaco y la exposición a los productos de tabaco.
• Gestionar el estrés de una forma saludable, por ejemplo mediante meditación, ejercicio físico adecuado y relaciones sociales positivas.[:]