Descubren nuevas perspectivas para el control de la enfermedad de Chagas

Un equipo de científicos de diversas partes del mundo, entre ellos el especialista mexicano Héctor Manuel Díaz Albiter, descubrieron que los triatominos o chinches besuconas que transmiten el parásito Trypanosoma cruzi, causante de la enfermedad de Chagas, no son exclusivamente hematófagos como se pensaba desde hace más de un siglo.

El descubrimiento publicado en la revista Parasites & Vectors, sugiere que las plantas no sólo son un hábitat para estos insectos, sino que pueden estar desempeñando un elemento nutricional para su supervivencia.

El especialista mencionó que este descubrimiento abre nueva posibilidades para el control de la enfermedad de Chagas.

La primera hipótesis consistía en determinar si era posible que los triatominos se alimentaran de azúcares de origen vegetal. Por lo cual decidieron hacer una prueba ofreciéndoles a chinches, un algodón con agua, azúcar y colorante y a otro grupo lo mismo pero sin azúcar.

Para Díaz Albiter, los primeros resultados fueron determinantes, los insectos que tenían a su alcance el algodón con azúcar mostraron coloración azul en el área intestinal, mientras que las otras chinches no presentaban rasgos de haberse alimentado con el algodón sin azúcar.

Este descubrimiento desmitifica todo un siglo. Se pensaba que estos insectos sólo se alimentaban de la sangre de un receptor, sin embargo, este nuevo escenario permite trabajar en mecanismos que ayuden a controlar la enfermedad de Chagas.

“En este momento nos encontramos haciendo pruebas de preferencia de frutas. Por ejemplo, si descubrimos un olor frutal en particular que les sea atractivo, esto podría generar una serie completamente nueva de agentes que sean comidos por la chinche y maten el parásito. Si interrumpimos el ciclo de transmisión, controlamos la enfermedad de Chagas,” explica el especialista mexicano.

La enfermedad de Chagas es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las 13 enfermedades tropicales más desatendidas del mundo, y por la Organización Panamericana de la Salud como una enfermedad de la pobreza, la enfermedad ha sido un azote para la humanidad desde la antigüedad y sigue siendo un problema social y económico en muchos países de América Latina (AL).

Se calcula que en el mundo hay entre seis y siete millones de persona con la enfermedad, ubicando el mayor número de casos en AL.

 

Vía: CONACYT