Los mares de México

Nuestro país está rodeado por el Océano Pacífico, Golfo de California, Golfo de México y el mar Caribe, además cuenta con un gran número de islas e islotes que conforman una extraordinaria riqueza de ecosistemas y especies de gran importancia para los mexicanos. La posición geográfica en la que se encuentra México es considerada como un privilegio natural.

Dentro de la gran diversidad de ecosistemas marinos que podemos encontrar están los humedales costeros, lagunas costeras, zonas rocosas, manglares, arrecifes, praderas y bosques de algas, praderas de pastos marinos, montañas submarinas, cañones submarinos y ventilas hidrotermales.

México cuenta con 2 millones 946 mil 825 kilómetros cuadrados de superficie marina, en los que podemos encontrar más de 300 especies de medusas, corales y anémonas; más de 4 mil especies de moluscos como pulpos, caracoles y almejas; más de 5 mil especies de crustáceos como los camarones, cangrejos, jaibas y langostas. Alrededor de dos mil 500 especies de peces, tiburones y rayas; alrededor de 50 especies de mamíferos marinos y un total de 11 especies de tortugas y cocodrilos.

De la salud de los océanos depende la vida de todos los seres vivos, su extensión cubre más del 70 por ciento del planeta; sólo el uno por ciento de la superficie oceánica está protegido; entre el 50 y el 80 por ciento de la vida en la tierra se encuentra bajo los océanos y aportan la mitad del oxígeno presente en la atmosfera, gracias a fotosíntesis del fitoplancton.

Las autoridades mexicanas trabajan con distintas organizaciones nacionales y mundiales para proteger los mares mexicanos, a través de alianzas estratégicas se ha podido conocer su estado de salud e implementar acciones efectivas con la finalidad de revertir, prevenir y/o educar sobre posibles daños ecológicos.

 

Vía: CONABIO

“Cuando estuve por primera vez frente al océano, quede sobrecogido. Allí entre dos grandes cerros se desarrollaba la furia del mar. No eran sólo las inmensas olas nevadas sobre nuestras cabezas, sino un estruendo de corazón colosal, la palpitación del universo”.

Pablo Neruda