Bosques secundarios contra el cambio climático
[:es]Los bosques secundarios son una vegetación que coloniza áreas donde la original desapareció parcial o totalmente por perturbaciones naturales o humanas; así lo definió en 1978 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
De acuerdo a una investigación publicada en la revista Science Advances, investigadores aseguran que este tipo de bosques son importantes para la lucha contra del cambio climático en los trópicos Latinoamericanos, por la captura eficiente de emisiones contaminantes que hacen.
Mencionan que este tipo de bosques podrían capturar y almacenar una cantidad de dióxido de carbono equivalente a las emisiones producidas por el uso de combustibles fósiles y por los procesos industriales de toda Latinoamérica en los últimos 20 años.
El dióxido de carbono (CO2) es un gas de efecto invernadero que se encuentra de forma natural en la atmósfera. La captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CAC) es una de las técnicas que podrían utilizarse para reducir las emisiones de CO2 provocadas por las actividades humanas. Esta técnica podría aplicarse para aquellas emisiones que provengan de grandes centrales eléctricas o plantas industriales.
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Brasil, Colombia, México y Venezuela encabezan la lista de países latinos que concentran el 95 por ciento del potencial de almacenamiento de carbono.
Este tipo de bosques también ayudan a la reducción de la erosión del suelo, mantenimiento de la biodiversidad, regulación de flujos de agua, además de reducir la presión sobre los bosques primarios.
Los investigadores buscan demostrar que la regeneración de los bosques secundarios son una gran oportunidad para mitigar los efectos del cambio climático en esta región del mundo.
Según el reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la polución del aire, las principales ciudades de América Latina -como Ciudad de México, Buenos Aires, Bogotá, Caracas, Lima o Sao Paulo- tienen índices de contaminación muy por encima de los valores recomendados; pero es la ciudad de Coyhaique, al sur de Chile, con sus 63 mil habitantes, la que tiene los niveles más altos de partículas finas de suspensión en el aire.[:]