Calidad educativa, el reto de América Latina

Durante la primer década de los 2000, los progresos en el crecimiento económico y el desarrollo global dieron lugar a un contexto favorable para el avance en educación en América Latina, así lo señala la UNESCO en su informe “Situación Educativa de América Latina y el Caribe: Hacia la educación de calidad para todos al 2015”.

Pero hoy, América Latina y el Caribe se enfrentan hoy a una desaceleración del crecimiento económico que podría echar por tierra todos esos avances logrados: la reducción del índice de pobreza, los progresos en materia de igualdad. Mención aparte la implantación de un sistema educativo de calidad.

Los expertos aseguran que una de las claves para el desarrollo de América Latina está en la educación de calidad que permita desaparecer la brecha de desigualdad social.

Educación, competencias e innovación” es lo que necesitan los países de América Latina para fortalecer la emergente clase media, satisfacer la demanda productiva y reducir las desigualdades sociales. En definitiva, para el crecimiento sostenido en el tiempo.

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La decadencia del sistema educativo en estas regiones provoca que las empresas de América Latina tengan dificultades para encontrar trabajadores profesionales y competentes: ante la falta de oferta de profesionales de varios sectores, las empresas tienen que invertir en programas de formación especializada para sus empleados, o recurrir a la movilidad de profesionales de otros países. Se necesita un mayor equilibrio entre la oferta y la demanda.

Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo de la OCDE, asegura que hay que aumentar la cobertura en la educación pre-primaria para facilitar el éxito académico en los niveles superiores, y mantener la calidad en todo el ciclo educativo.

En AL, una mayor productividad podría hacer avanzar en el crecimiento inclusivo, e incidir en la reducción de la pobreza y desigualdad, así como la garantía de igualdad de oportunidades y de acceso a la educación de calidad mediante reformas en los ámbitos de la educación y la innovación.

Para combatir la falta de especialización en la oferta productiva, las universidades y las empresas deben estar en un contacto constante. El sector privado debe participar en el diseño de los programas formativos que ofertan los centros de educación y colaborar con los estudiantes en la formación práctica. Así, la educación superior quedaría integrada en la dinámica del mercado laboral.