Oro olímpico en la competición de escultura
Aunque parezca una locura decir que alguien ganó una medalla de oro en la categoría de escultura, en las ediciones olímpicas del siglo pasado no lo era. Durante los Juegos Olímpicos de Estocolmo de 1912, el estadounidense Walter Winans conseguía una presea dorada a los 60 años en la competición de escultura por la obra “An American Trotter”.
En la idea principal del fundador de los Juegos Olímpicos, Pierre de Coubertin, estaban incluidas las competiciones de arte. Sin embargo, fue hasta los Juegos de Estocolmo 1912 cuando ingresarían a la justa olímpica las disciplinas de arquitectura, escultura, literatura, pintura y música.
Para las personas que desearan competir, el único requisito era que sus obras estuvieran inspiradas en el deporte. Hasta 33 artistas, casi todos de origen europeo, presentaron sus obras para competir.
En aquellos años, donde las bellas artes también eran merecedoras de medallas olímpicas, se otorgaba una medalla de oro por categoría.
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Sin embargo, entre los años de 1912 y 1948, donde las artes tuvieron presencia en las competiciones, surgieron problemas para elegir a los ganadores, incluso se requerían espacios diferentes a los deportivos, situación que llevaron al caos su organización.
En 1952, Avery Brundage, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), se dio cuenta que la mayoría de los participantes en las competiciones de arte eran profesionales en sus disciplinas y que utilizaban los juegos como una plataforma para que sus trabajos se conocieran internacionalmente y poder venderlos.
Tras una serie de disputas Avery, ganó la batalla para desaparecer el arte de las Olimpíadas. De hecho, en los medalleros históricos del COI esas medallas no están contabilizadas.
Ganadores de medallas de oro en competiciones de arte:
- El italiano Giovanni Pellegrini en pintura.
- Los suizos Alphonse Laverrière y Eugène-Edouard Monod en arquitectura.
- El italiano Ricardo Barthelemy en música.
- En literatura George Hohrod y Martin Eschbach -seudónimo con el que presentó “Ode au Sport” (Oda al Deporte) el propio Pierre de Coubertin, barón de Coubertin.