Gala Bel Canto, la noche en que las emociones se liberaron

[:es]¿Por qué será que la ópera desata en sus adeptos y en los no tanto, pasiones tan intensas y tan hondas?, ¿será porque la ópera es el canto creado específicamente para emocionar el espíritu humano?, ¿o será porque la voz humana es capaz de inflamar pasiones y despertar las más cálidas sensaciones hasta en el más reticente de los corazones? La respuesta quizá está en la sensualidad intrínseca de la voz, que finalmente es el más humano de los instrumentos.

En fin, lo cierto es que siempre que se presente un recital de Bel Canto aquí o en China, los organizadores tendrán el éxito garantizado por éste delicado toque que la ópera inflige al espíritu humano.

De ésta forma se volvió a cumplir el destino de la ópera, la noche del 5 de noviembre en la Sala Netzahualcoyotl de la Ciudad de México, con un espectacular recital patrocinado por la Fundación Carlos Slim (FCS) en el que se presentó la siempre aclamada Orquesta Sinfónica de Minería y dos de la más importantes voces de la actualidad, la alemana Diana Damrau y el francés Nicolas Testé, quienes por más de dos horas interpretaron arias de Vicenzo Bellini, Amilcare Ponchielli, Gaetano Donizetti, Giochino Rossini, Charles Gounod, Jules Massenet, Giuseppe Verdi, Ludwig Van Beethoven y Richard Wagner, bajo la batuta del maestro Srba Dinic director huésped de la orquesta.

Diana Damrau es aclamada actualmente como la soprano coloratura más importante del mundo mientras que Testé, con su voz ronca e imponente de bajo-barítono, desde su debut en la Ópera del Metropolitan de Nueva York, sólo ha cosechado triunfos, reconocimiento y, por supuesto muchos aplausos.

En un esfuerzo más por difundir las expresiones culturales del más alto nivel, la FCS patrocinó este recital al que atinadamente titularon Gala Bel Canto, que seguramente será recordado por mucho tiempo por el público asistente a la Netzahuacoyolt y por sus muros de perfección acústica, no sólo por la enorme calidad interpretativa de los artistas músicos e intérpretes, sino también porque las arias de ópera están destinadas a desatar la locura de y en las almas de los espectadores, que sentados ante dos de las más portentosas voces de nuestro tiempo se dejaron arrastrar por una de las más intensas catarsis a la que puede someterse el espíritu humano: la liberación de las emociones.[:]